Hace poco estaba buscando algunas referencias de historia de la historieta mexicana y me encontré por pura casualidad con esta opinión de Juan Manuel Aurrecoechea Hernández en un ensayo del 2008 del sitio virtual Pepines, portal del catálogo de historietas Pepín de la UNAM:
Me parece acertada su visión, son una versión de la historieta mexicana, sin duda. Sin embargo no son la popular historieta que existía de antaño que vendía grandes volúmenes. Luego entonces no podemos decir que existe una industria. No basta decir que dichos trabajos son efímeros esfuerzos, porque sin duda les dejan algunas ganancias, sin embargo, no pueden competir (aunque se note que no les interesa) con el gran mercado que existía en antaño, ni con la fuerza creciente de las historietas importadas, llamadas hoy cómic o manga. ¡Claro! Tampoco podemos pedir que la gente compre esos productos si las historias y sus dibujos no recuerdan aquella época clásica que culminó en los 80's y tampoco les interesa aprender o tener una dirección artística como existía en ese entonces, ya que no solo la tradición tiene que ver con las historias y con el dibujo, sino también con la forma en que estas eran hechas, con su metodología. y ¡Claro! también concordamos que el excesivo "desarrollo" de la misma es la que también la llevó a su explotación y finalmente a su desaparición, haciéndola una historia más de maquila y no un producto artesanal. Así que tampoco podemos decir que la historieta de antes era la gloria, sobre todo su existen problemas de autoraje, de permisos de autor, de falta de producción o explotación de personajes y títulos de antaño por el mismo tema de los derechos y un largo etcétera.
"Hace poco, los jóvenes historietistas agrupados en el sello Caligrama proclamaban desde las páginas de un diario nacional que la historieta mexicana gozaba de cabal salud, como lo probaban sus publicaciones (El Bulbo y Vinny el perro de Balbuena, de Bachan; El cadáver y el sofá, de Tony Sandoval; Operación Bolívar, de Edgar Clement; Gris de Patricio Betteto(sic) y Tony Sandoval; Micro, de Ricardo García Fuentes). Pero con independencia de la notable calidad de estas "novelas gráficas", como sus propios autores califican a sus obras, y de que sin duda alguna se trata de historietas mexicanas, pienso que tienen poco que ver con la tradición de la historieta popular mexicana."
Me parece acertada su visión, son una versión de la historieta mexicana, sin duda. Sin embargo no son la popular historieta que existía de antaño que vendía grandes volúmenes. Luego entonces no podemos decir que existe una industria. No basta decir que dichos trabajos son efímeros esfuerzos, porque sin duda les dejan algunas ganancias, sin embargo, no pueden competir (aunque se note que no les interesa) con el gran mercado que existía en antaño, ni con la fuerza creciente de las historietas importadas, llamadas hoy cómic o manga. ¡Claro! Tampoco podemos pedir que la gente compre esos productos si las historias y sus dibujos no recuerdan aquella época clásica que culminó en los 80's y tampoco les interesa aprender o tener una dirección artística como existía en ese entonces, ya que no solo la tradición tiene que ver con las historias y con el dibujo, sino también con la forma en que estas eran hechas, con su metodología. y ¡Claro! también concordamos que el excesivo "desarrollo" de la misma es la que también la llevó a su explotación y finalmente a su desaparición, haciéndola una historia más de maquila y no un producto artesanal. Así que tampoco podemos decir que la historieta de antes era la gloria, sobre todo su existen problemas de autoraje, de permisos de autor, de falta de producción o explotación de personajes y títulos de antaño por el mismo tema de los derechos y un largo etcétera.
Comentarios
Publicar un comentario