Cuando entré a estudiar comunicación social en bachillerato nunca pensé que aparecería en todos los medios, o por lo menos salir en varios de ellos, ya sean locales o nacionales, y mucho menos que usáran mi imagen o que trascendiera en la importancia de formar parte de la historia en una hemeroteca. Desde adolescente me fascinó escribir, lamentablemente nunca conté con una buena letra, ni practiqué por mejorarla, no obstante siempre escribía mis cartas a mano para las revistas y demás publicaciones en las que deseaba que me contestaran pero que probablemente por mi mala letra jamás entendían qué decía o mis padres nunca las ponían en el correo. Posteriormente aprendí a usar la máquina de escribir de mi mamá que a veces las ocupábamos para trabajos de la escuela, para redactar documentos de mi padre o para llenar ciertos oficios. Y así estuvimos mucho tiempo haciendo uso de la vieja máquina de escribir, comprado carretes de cintas y desgastando las teclas la máquina, el último trabajo...