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Del maestro RIUS

Descanse en paz el maestro Rius.

A Eduardo del Río, mejor conocido por su auto-seudónimo el Doctor Rius Frius, resumido en Rius, me tocó conocerle sus libros por medio de mi padre. Mi padre siempre conservó ese sentido liberador de Rius y compaginaba con algunas de sus historias, le gustaba leer sus obras lo mismo que seguirlo cuando lo entrevistaban en algún programa de noticias o de varidad. Rius siempre marcó una pauta de pensamiento político y social entre nosotros, y regularmente anti-pri y pro socialista, hasta que finalmente, tanto mi padre como yo, nos convencimos de que había más formas e ideales políticos, curiosamente un poco contrarios a la corriente ideológica de Rius en los pasados gobiernos conservadores que nos permitieron tener una mejor vivienda tanto a mi padre como a mi hasta este nuevo gobierno de Peña Nieto y del PRI que nos está cargando la fregada.

Cuando estudiaba comunicación en bachillerato me tocó comprar varios ejemplares del Chamuco y Los Hijos del Averno y el Chahuistle, dos publicaciones diferentes, una consecuente de la otra me parece que por problemas entre los moneros. Rius colaboraba con sus personajes como Calzonzin, del cual se hizo una película con Alfonso Arau (Calzonzin Inspector, protagonizada y dirigida por él) y que se originó en la revista Los Supermachos (así es, es invento de Rius, no de Arau como muchos ahora han de creer). Rius colaboró en esa película de crítica social cuya adaptación es de las pocas conocidas en el cine nacional, de hecho es el segundo largometraje de Arau mucho antes de Como Agua Para Chocolate.

Así fui conociendo a Rius, ese Rius que estaba a favor de Castro y luego ya lo reconocía como dictador. A ese Rius que primero estaba a favor de todo lo soberano y luego coincidía en que a lo mejor era mucho mejor vender México a Estados Unidos en su Recetarius: 100 propuestas para salvar a México... o lo que queda de él.

A Rius me tocó conocerlo personalmente en dos ocasiones, en 1994 cuando Oscar González Loyo invitó a Sergio Aragonés para la primer Conque. Rius no se presentaba en ningún evento público y se sabía que el señor era bastante especial, luego luego hice fila; yo creo que a partir de entonces comenzó a hacerlo, porque no firmaba nada, pero en esa ocasión sentaron juntos a Sergio Aragonés y a Rius e hicieron una sola fila en la que podías elegir cuál de los dos querías que te firmara, no pues elegí Aragonés y con Rius solo crucé unas cuantas palabras de que mi papá era su seguidor o algo así, ya hace muchos años de eso y al contrario, el señor se portó muy amable y nada molesto y estrechó mi mano como me imagino lo hizo cientos o miles de veces más con otras personas.
La segunda ocasión que me tocó conocerlo fue ya hace algunos años también durante la FIL, esos días casi no los recuerdo, no se por qué, pero me parece que compré un libro y me los firmó, incluso creo que uno se lo regalé a mi papá y este, inocentemente, se lo regaló a un médico que lo revisaba como un favor diciéndole que el libro ya no se conseguía y que se lo quedara y que él al cabo tenía a su hijo que año con año iba a la FIL... nunca volvió a pasar.

Mi papá cuenta con su colección de libros de Rius, todos se los ha leído de principio a fin y prácticamente yo creo que conocía más que cualquier persona a Rius.
Rius también es de esos personajes que hicieron que me gustara la lectura, si he leído libros completos en mi vida, han sido los de Rius.

Rius usaba muchas técnicas diversas de dibujo, sus monos eran feos y nada estéticos, pero su fuerza era la crítica política y efectiva. Rius decía que no tenía estudios mas que la secundaria y aún así se cultivó solo leyendo libros y escribiendo los propios, un ejemplo a seguir y que hubiera deseado que siguiera mucha gente que conozco que se que lee mucho y que salieran del anonimato.

Así fue para mi Rius. Se le extrañará en presentaciones. Lamento no haberle llevado otro libro para firmar confiado en que volvería a pasar. Descanse en paz.

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